Mar 8, 2014

13 meses aprendiendo.

Abril ya tiene 13 meses y quisiera compartir algunas de las cosas que he aprendido hasta ahora.

Aprendí que es realmente importante respetar los tiempos de los bebés.

Que aunque te digan que lo dejes en la cuna o corral no importa que llore, no soy capaz de hacerlo. Ahora que tiene un año ella entiende que la dejo en el corral un rato mientras hago algo y que pronto la vuelvo a sacar. Cuando era más bebé la mayoría de las veces lloraba desesperadamente. Nunca fui capaz de dejarla ahí y ella ha aprendido bastante sin necesidad de pasar por ese trago amargo.

Aprendí que el colecho nos hace felices a los tres y que la mayoría de la gente está en desacuerdo y te lo dirán sin pena.
Mi opinión es que esto no va a durar para siempre (así que pienso disfrutarlo) y que ella nos necesita cerca el mayor tiempo posible.

Desde que se para sola, hace quizás dos meses, me preguntan todo el tiempo que si ya camina. No, todavía no; está a punto, repito. A veces trato, agarrándola por las manitos, de que dé unos pasos, casi siempre llora así que no insisto. A veces se deja con otras personas. No creo necesario presionarla y su fisioterapeuta piensa lo mismo.

Aprendí que hay que disfrutar cada etapa. No pensar muy seguido en cosas como ¿cuándo va a voltearse? ¿cuándo va a sentarse sola? ¿cuándo va a gatear? ¿cuándo va a caminar? Y así... 
Siempre habrá razones para querer llegar a la siguiente etapa y al mismo tiempo para que no lleguen todavía. Y, por supuesto, como ya he comentado antes, nunca falta quien te diga: ¡espérate para que veas! Hasta ahora sólo me pasó cuando todavía no se mantenía sentada solita, que quería que lo aprendiera rápido, porque me parecía que se aburría ya de estar acostada.

Pero el mantra es: disfruto el presente de mi bebé y con mi bebé. No siempre me funciona, como todo, pero es la idea y lo que me ha ayudado.

Aprendí que muchas cosas son más difíciles de lo que esperaba y que otras son más fáciles. Así que menos mal que no me preocupé mucho por cómo sería todo mientras estuve embarazada.

Aprendí que se necesita paciencia e imaginación para enseñar a comer a los bebés. Que con ellos aprendemos los adultos también y que la organización también es clave, porque sí se puede preparar comida para todos y a tiempo.

Aprendí que la paciencia es frágil, que es muy fácil perderse. Que si antes no le daba mucha importancia a simples técnicas de relajación y a pequeños y simples momentos de tranquilidad, ahora son mi salvavidas. 

Que dormir siempre es el mejor remedio y la solución a muchos problemas.

Aprendí sobre eso que llaman el instinto de madre. Que está en todo; en la prevención, el presentimiento, la sensibilidad, el respeto. 

Cuando Abril tenía 3 meses, una tarde estaba dormida en el corral que tenemos en la sala, yo me recosté en la cama del cuarto unos minutos (es cerca, desde la cama podía ver el corral, pero no a ella). De repente me levanté a verla rápido sin saber por qué y cuando llegué se estaba ahogando.Parece que sólo fue que se atragantó con la saliva y no fue nada grave (no se puso morada) pero yo corrí con ella de un lado a otro, hice todo lo que supuse que debía hacer: la puse boca abajo, le di golpecitos en la espalda, le abrí la boquita, etc. La verdad hice más de lo necesario y ella, pobrecita, finalmente lloraba por todo el alboroto que yo hice. Sentí pánico.

Pero también el instinto es saber qué consejos tomar, qué instrucciones seguir, qué interpretación dar al llanto o acciones del bebé. 

También hay que aprender a aceptar que no los sabemos todo y que no siempre damos al primer intento con lo que pide el bebé. Y no pasa nada. Es normal.

Aprendí que cada bebé y cada familia es diferente así que no hay fórmula única.

Aprendí a ver comiquitas otra vez, las canciones y los cuentos. A llenarme de pintura, a soportar un poco más el desorden y las migas de comida por todos lados; y a cargar un perolero en el bolso.

Aprendí que los bebés ayudan a sobrellevar un duelo.

Que todo pasa.

Aprendí a conocer a Abril y el amor infinito. 

Que hay muchas más cosas que no sé y que todos los días me enseñará algo nuevo.

Te amo, Abril.

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